lunes, 15 de junio de 2009

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No vayas a creer lo que te cuentan del mundo (ni siquiera esto que te estoy contando) ya te dije que el mundo es incontable. M.B. (d.e.p.)

Hoy es uno de esos días en que una se encuentra tan liviana, que decide molestar a la demás gente, pero no con el afán de que se enfaden, más bien con el único e indecente motivo de tirar un buscapies, uno de esos logran prender las charlas más amenas e inteligentosas. Pero tal parece que cada vez le cuesta más trabajo a la gente pensar y tomarse la molestia de debatir un punto, y el camino más facil es el berrinche. Ese recurso tan concurrido que tiene por bandera al chantaje, debo admitir que abuso de confianza aparte, suelo ceder ante esos chantajes todos los días, y me he puesto a pensar, que creo que todos hemos sido víctimas de ello. Es común encontrarse ante una situación en la que es pertinente tomar una decisión, entre complacer al otro o autosatisfacerse, claro que siempre habra que mostrar el mínimo de cortesía, pero ¿qué pasa cuándo decides todo lo contrario?, cuando te ataca el gen egoísta y aplicas el clásico "tienes dos trabajos", pones respectiva cara de puchero e indignación y terminas volteando la tortilla. Aveces pienso que los seres humanos somos tan aburrida y pateticamente complicados, que nos pasamos la vida entre berrinches, poca tolerancia a la frustración y nimiedades que olvidamos el punto principal: la vida misma. Ese goze de disfrutar regresar un insulto con guante blanco, o con una sopa del propio chocolate, adelantarse un paso y ahorrarse el melodrama para pasar a la risa incontenible de las tonterías que has dicho sin sentido alguno. Pero creo que hasta cierto punto somos masoquistas y conformistas del sistema victima - victimario. Indignación - berrinche, acontecimiento - melodrama. Y así nos la pasamos hasta llegar a los 40, 50 u 80, con cientos de miles de minutos desperdiciados en rabietas de niños mimados.

2 comentarios:

Periodismo Freelance México dijo...

Dos observaciones:

Es "goce". :D

Una vez un monje ayudó a pasar a una mujer bella el río y otro monje le reclamó, pues ellos habían jurado jamás tocar a una mujer. Él le dijo: "¿Todavía estás cargando a la mujer? Yo la dejé hace muchas horas ya".

Samuelósteles dijo...

Pss a veces se da también el desitnerés, aunado a eso, el mundo ya no está para pendejadas.

Creo que no somos complicados, más bien nos gusta complicarnos.

La vida como algo placentero y meramente lúdico creo que es una utopía, llegó el tiempo del compromiso social y de pensar en cosas que resulten importantes, como visitar a tu gente enferma en lugar de quedarte en el sillón esperando un mensaje.

Prioridades, eso, darle a las cosas la justa dimensión, de ese modo podríamos dr pasos agigantados en lugar de estar parados sobre las mismas minas.

Bueno, ya rayé, nos vermox.

n_n