Tu nombre en mis oídos escuché y tú no estás.
No hay nadie, llenándome los ojos de amor.
Sacándome del pozo en donde estoy ¿y dónde estas?No me quiero acostumbrar a no tenerte junto a mi.
Llegaste a mi vida de una forma inesperada,
y de la misma forma te fuiste.
Cuando cruzamos miradas por primera vez,
supe que me necesitabas, al final resulta
que la que te necesita soy yo.
¿Quién iba a decir que iba a extrañar todas tus locuras?
Tú siempre estabas feliz, corriendo de un lado para otro,
ladrando a todo lo que se moviera. Te encantaba morder todos
tus juguetes y pelear por comida con Manchas, aunque tu plato estaba lleno.
Odiabas los malditos cuetes, y siempre corrías a mi refugio para calmarte. Me esperabas en las tardes, en las noches, en las madrugadas, con tu carita peluda y tus ojos tan tiernos. Me mirabas y muchas veces me rasguñabas para que te diera una caricia, pero nunca te gustaban los abrazos. La libertad siempre fue lo tuyo.
Te encantaba mojarte con la lluvia y la única vez que te quedabas quieto era con la secadora. Tu disfraz de día de muertos lo luciste con singular esmero. Te encantaba sentirte admirado, nada te daba miedo. Tú eras feliz y vivías el momento sin importar nada más que tus travesuras. Espero que hayas sentido amado y feliz conmigo.
Lamento profundamente que no estés para vivir la vida que teníamos planeada contigo. Tú pérdida es irreparable, ojalá no te hubieran arrancado de mis brazos de esa forma. Ojalá hubiera llegado 10 minutos antes para por lo menos decirte adiós. Ojalá pudiera regresar el tiempo para cuidarte mejor. Sólo puedo pedirte perdón por todo lo que tenía que darte y no pude. Donde quiera que estés, si puedes esperar, guardame un lugar yo correré para alcanzarte. Estás en mi corazón. Te amaré por siempre, mi fiel compañero. Tú eres mi familia.
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