domingo, 2 de mayo de 2010

Arcoiris Nocturno

Yo no buscaba nada… y te vi… (8)
Apareciste en mi camino como aparece un arcoíris en una carretera sin lluvia.
El sol se oculta en el ocaso y el relente de la luna me invoca a sucumbir ante el encanto de la inercia.
En el reino de la oscuridad, sólo gobiernan las estrellas, dominadas por un letargo intermitente, discontinuo, indefinido. Un haz de luz siempre renuente a morir- y pese a las paradojas autoimpuestas, las predicciones fatalistas y las cajas esquizofrénicas… de pronto apareciste tú: un existencialista complejamente simple, la grieta estupefacta de una falla cuántica, que ocasiona el cataclismo inerte de una historia mil veces inconclusa.- A la puerta de la aurora claman los coyotes y el cenzontle, engreído, trata de imitar el kirikar de un gallo, mientras tanto, los temores se difuminan con la bruma espesa y el tenue fulgor de la instantaneidad me sonríe con malicia a través de la ventana de tu alma. Los matices intersectos se complementan para encallar el naufragio de una estrella.

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